ARQUITECTURA MODERNA TAILANDESA (I)
Preludio: un Bangkok de corte italiano en los albores del siglo XX
A pesar de las evidentes similitudes entre la arquitectura neoclásica europea y los múltiples ejemplos tailandeses, sería un error pensar que el movimiento moderno desembarcó en la capital siamesa como consecuencia de un proceso colonial parecido al de sus vecinas. Tailandia no solo nunca fue colonizada, sino que, hasta la fecha, nunca ha dejado que otros países decidan por ellos qué forma y rumbo debe tomar su nación.
Fue voluntad del rey Chulalongkorn, Rama V, traer a la corte siamesa arquitectos italianos y británicos a finales de siglo XIX, una decisión que tomó al volver de su viaje por Europa en 1897. Su visión para Bangkok era la de una capital en la que confluyese la arquitectura tradicional siamesa con las nuevas tendencias modernas procedentes de Europa, entonces sumida en el fervor de las Exposiciones Universales y la consolidación del neoclasicismo.
Arquitectos e ingenieros de Turín en Bangkok. Fuente: Arc of Memory
Para llevar a cabo esta primera fase de transformación urbana, recurrió a arquitectos e ingenieros italianos formados en Turín en la Accademia Albertina delle Belle Arti, una escuela que seguía principios muy parecidos a los de l’École des Beaux-Arts de París, y en la Regia Scuola di Applicazione per Ingegneri. Muchos de estos nuevos colaboradores eran jóvenes técnicos que, tras finalizar sus estudios en Italia, se habían puesto al servicio de monarquías en ciudades como San Petersburgo e Istanbul. Desde allí, llegaron a Bangkok y fueron contratados por el departamento de obras públicas.
Figuras como Mario Tamagno, Carlo Allegri, Octave Fariola, Anísale Rigotti o Cesare Ferro trabajaron al servicio de la corte siamesa desde 1893 hasta 1912 y contribuyeron a configurar la nueva imagen civilizada de la capital.
Algunas de las obras destacadas de este periodo de colaboración entre arquitectos europeos y técnicos siameses fueron el Ananta Samakhom Throne Hall (1909-1915), la estación de trenes de Hua Lamphong (1916), la biblioteca Neilson Hays (1921), el Bang Khun Phrom Palace (1906) o la urbanización del bulevar de Ratchadamnoen (1899-1903), este último inspirado en los bulevares europeos como los Campos Elíseos de París. Paralelamente, se emprendió la monumental tarea de transformación de la infraestructura de caminos sinuosos procedentes de los antiguos campos de arroz en una nueva cuadrícula de calles rectas y canales ordenados más acorde con la nueva imagen occidentalizada que quería transmitir la ciudad.
La labor reformista de Chulalongkorn, Rama V, encontró continuidad en su hijo, Vajiravudh (Rama VI), el primer monarca siamés en formarse en el extranjero, bajo las tendencias occidentales de la época. Tras años de estudios en Inglaterra, un país con una rica tradición paisajística, no es sorprendente que una de sus mayores contribuciones a Bangkok fuese la creación del Parque Lumphini.
Originalmente, el espacio fue concebido como sede de la Exposición del Reino de Siam en 1925, un ambicioso proyecto impulsado por Rama VI para mostrar los avances del país al estilo de las grandes exposiciones internacionales. Sin embargo, tras su fallecimiento y debido a dificultades económicas, el evento fue cancelado. Aun así, el terreno, que hasta entonces había sido propiedad de la corona, fue transformado en el primer parque público de la ciudad, cumpliendo con el deseo del monarca de ofrecer un espacio de recreación a la ciudadanía.
Abierto oficialmente en 1925, el parque recibió el nombre de Lumphini en homenaje a Lumbini, el lugar de nacimiento de Buda en Nepal. Las 57.6 hectáreas iniciales se convirtieron en un pulmón verde en el corazón de Bangkok, símbolo de modernidad y apertura hacia modelos urbanos internacionales.
El hormigón siamés: una iniciativa de la corona
En un momento en el que las empresas extranjeras monopolizaban el control de la industria maderera, en 1913 se fundó la Siam Cement Company, una empresa creada por decreto real por el monarca Vajiravudh, Rama VI (hijo de Chulalongkorn), con el fin de introducir el uso del hormigón en la construcción, un material que empezaba a asociarse con una cierta idea de modernidad. La empresa no solo fue la principal productora de cemento del país, sino que actuó como un pilar crucial para el desarrollo de la economía nacional, ayudando a contrarrestar y limitar la influencia de los constructores chinos en la ciudad.
Rama VI, de estudiante, en Inglaterra.
Al regresar a Bangkok tras finalizar sus estudios, a Rama VI le preocupó la creciente influencia china en la ciudad, cuya magnitud no terminó de ver con buenos ojos. Su visión para la capital siamesa era la de una metrópoli moderna y civilizada, alejada de la imagen de las ciudades portuarias desarrolladas bajo el influjo de la inmigración china.
Fue gracias a los viajes por Europa que padre e hijo - Rama V y Rama VI - se fueron familiarizando con el uso del hormigón, un material que sería clave para construir la imagen de nación moderna y occidental con la que buscaban protegerse de la oleada colonial que arrasaba la región. Más que transformar el país o acercarlo a los europeos, esta nueva fachada buscaba camuflarlo, proyectando una imagen de civilización equiparable a la occidental y logrando, en esencia, que los dejaran en paz. De ahí que recurrieran a arquitectos e ingenieros europeos y se adoptaran estilos de revival europeo, como el Neo-barroco, el Neo-gótico o el neoclasicismo.
Así, a grandes rasgos, puede afirmarse que la imagen moderna de Bangkok previa a la revolución siamesa de 1932 fue definida por arquitectos extranjeros. En esta primera etapa, el objetivo era construir una fachada civilizada que reflejara el proceso de modernización del reino.
Los inicios de una infraestructura nacional en los años 30
Desde el inicio, esta estrategia de importar talento extranjero tuvo una fecha de caducidad. Mientras se contrataban técnicos occidentales, durante el reinado de Rama VI (1910-1925) también comenzaron a enviarse estudiantes siameses a Europa para formarse de primera mano en los avances arquitectónicos y tecnológicos occidentales. Con el regreso de estos profesionales hacia finales de los años 20, la demanda de arquitectos europeos comenzó a disminuir, dejando paso a una nueva generación de arquitectos locales.
Uno de estos nuevo profesionales, Nart Potiprasart, quien estudió arquitectura en la Universidad de Liverpool en los años 20 con una beca del gobierno tailandés, regresó a Tailandia en 1930 e inició un programa de arquitectura de dos años, que poco más tarde fue trasladado e integrado como parte de los estudios de la Universidad Chulalongkorn. En 1939, esto evolucionaría hasta convertirse en la primera Facultad de Arquitectura, con autoridad para otorgar títulos oficiales.
En 1933, además, se creó la primera institución formal dentro de la profesión, la Asociación de Arquitectos Siameses (ASA), compuesta por esa primera generación de arquitectos tailandeses educados en Europa.
En los años siguientes, hubo un gran esfuerzo por parte del gobierno para desmantelar la infraestructura constructora china y devolver el control a la industria tailandesa. Para ello, se implementaron políticas que favorecían a empresas locales y se promovió un estilo arquitectónico que buscaba eliminar los vestigios de la influencia china en la modernidad urbana.
Esta política proteccionista no se detuvo ahí. Si hasta la década de 1930, las empresas europeas habían controlado casi toda la superficie de los bosques destinados a la producción de madera, a partir de 1932, estas concesiones fueron revocadas y otorgadas a empresas tailandesas. No obstante, el hormigón ya se había consolidado como el material dominante, convirtiéndose en la opción preferida para la construcción durante este periodo.
Arquitectura posrevolucionaria: las transformaciones urbanas tras la caída del absolutismo
La revolución siamesa del 32 y el fin de la monarquía absolutista conllevaron la introducción de significativos cambios en la estructura urbana de la capital. El nuevo partido, el Khana Ratsadon, se mostró especialmente interesado en impulsar un tipo de arquitectura al servicio de toda la ciudadanía, y no solo de unos pocos. Por ello, se puso especial énfasis en la construcción de edificios educacionales y públicos, así como en la introducción de cambios en la tipología de las shophouses y la construcción de nuevas calles comerciales - como el bulevar de Ratchadamnoen.
A pesar de los cambios políticos, se mantuvo la voluntad de hacer de Bangkok una capital que reflejase el espíritu de una nación moderna, con una sociedad civilizada capaz de modernizarse sin necesidad de someterse a una potencia colonial. Para ello, se llevaron a cabo expediciones a diferentes países europeos, Singapur, Japón y Estados Unidos, con la voluntad de reunir información sobre regulaciones de urbanismo, técnicas de construcción y soluciones arquitectónicas de adaptación al clima tropical.
Progresivamente, se produjo un cambio de paradigma. Si hasta entonces habían incorporado elementos de la arquitectura y el diseño internacional como algo exótico, a partir de los 30’ nació una voluntad de situar el país en el plano global, dentro de un discurso internacional, sin que esto supusiera perder su idiosincrasia. La arquitectura se convirtió en un terreno de experimentación dentro de esta búsqueda, dando lugar a un nuevo vocabulario arquitectónico, especialmente en el ámbito monumental y en los espacios públicos.
Con el resultado de estas investigaciones, se estableció una nueva relación entre la tradición y la modernidad en la que se reinterpretaban las formas tradicionales y se combinaban con los conceptos propios del movimiento moderno. Un ejemplo de esto puede verse en la imagen modernizada de las shophouses, la tipología que más abundaba en la ciudad. En estas, las nuevas ordenanzas públicas fijaron una altura estándar para los parapetos con la idea de mantener una cierta continuidad en el plano urbano, algo muy habitual en el urbanismo moderno. Las nuevas ordenanzas, aprobadas en 1940, fijaron también unos criterios comunes en temas como la altura y la profundidad de los edificios, el ancho de los voladizos, los patios traseros y el tipo de ornamentación permitida.
Detrás de esta nueva tipología estilística, había una voluntad de diferenciarse de aquella arquitectura artesanal de madera tallada propia del periodo monárquico a través de la experimentación formal que permitía el uso del hormigón, todo ello evitando caer en la imitación de formas occidentales que llevasen a la pérdida de la esencia tailandesa tradicional.
Un claro ejemplo fue el Edificio General de Correos, construído entre 1934 y 1940, donde los dos grandes garudas de hormigón que coronan las esquinas del volumen central son un claro guiño al arte tailandés tradicional.
Bangkok General Post Office. Fuente: Foto Momo
Por otro lado, para hacer posible este proceso masivo de modernización nacional, esta vez dirigido por el People’s Party y no por la monarquía, fue necesario ampliar significativamente la infraestructura educativa del país, construyendo nuevas escuelas y universidades donde formar a esta nueva generación de ciudadanos civilizados.
Faculty of Arts and Science, Chulalongkorn University.
A los edificios fundacionales de la Chulalongkorn University de 1917, se le sumaron nuevas facultades de corte funcionalista en los que la función de los diferentes espacios era la que definía la forma que adquiría el propio edificio (form follows function). Entre ellos, cabe mencionar la Facultad de Ciencias, la Facultad de Ingeniería (1935) o el Edificio de Química (1940), todas ellas con plantas clásicas en las que destacaba un gran vestíbulo y un porche.
A nivel urbano, se llevó a cabo la modernización de la parte central del bulevar de Ratchadamnoen, Ratchadamnoen Klang, con la visión de convertirlo en un escaparate de la nueva imagen modernizada del país, no solo hacia el resto de países sino también hacia los propios ciudadanos (para ayudar a esta “civilización” interna). Con la idea de reforzar la idea de un bulevar con edificios gubernamentales y tiendas como las de los bulevares modernos de los países civilizados, se recurrió a una tipología de PB+1 comercial y viviendas en las plantas superiores, algo que ya se había introducido previamente en ciudades europeas.
En resumidas cuentas, la profesión vivió un periodo de esplendor en esta época gracias a todos aquellos jóvenes recién graduados en el extranjero que se incorporaron en los departamentos gubernamentales como el de Bellas Artes, los Ferrocarriles Nacionales, el Ejército Real Tailandés o el Departamento de Obras Públicas. Este esplendor se mantuvo durante la segunda generación de arquitectos, con miembros formados en el extranjero, pero sobretodo con aquellos graduados del primer programa de la Facultad de Arquitectura de la Chulalongkorn.
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